Los
enfermos de Hepatitis C, hartos de la pasividad del gobierno, han
decidido pasar a la acción. A pesar de que existe un tratamiento
efectivo en un 90% contra la enfermedad (la terapia con el fármaco
Sovaldi) financiado públicamente, el gobierno lo administra a muy
pocos pacientes, que además, tardan semanas en recibirlo. Esto ha
provocado que varios afectados por esta enfermedad que se cobra 12
vidas al día en nuestro país (unas 4.000 en 2013), organizados en
la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C (PLAFHC), se encerraran
el pasado 18 de diciembre en el hospital 12 de Octubre de Madrid.
Todavía hoy siguen allí.
Se
estima que en España hay alrededor de 800.000 afectados por la
enfermedad y unos 35.000 cirróticos. La Plataforma de Afectados pide
que, al menos, se facilite el tratamiento a los cirróticos, ya que
son los pacientes más graves. Se estima que el tratamiento cuesta
25.000 euros, lo que hace pensar que es su coste lo que está
provocando su lenta aplicación. De hecho, el Ministerio de Sanidad
ha asegurado, ante la presión de la PLAFHC, que ha financiado 175
tratamientos y que sólo queda presupuesto para otros 200. Cifras no
obstante irrisorias al lado de los miles de enfermos que necesitan
atención urgente.
Tratar
a esos 35.000 pacientes costaría unos 875 millones de euros. Esto
puede parecernos una millonada pero, aunque objetivamente es mucho
dinero, deberíamos tener en cuenta otros gastos del Estado Español:
1) La indemnización de 1.350 millones a ACS, empresa constructora
con sociedades en paraísos fiscales de Florentino Pérez, por el
Caso Castor. 2) 11.000 millones que el Estado da a la Iglesia cada
año, a la cual, además, perdona el IBI. 3) El rescate a los bancos
de unos 100.000 millones. 4) 36.000 millones en intereses de una
deuda que en su mayoría no hemos provocado los ciudadanos sino los
bancos privados rescatados. 5) Más de 6.000 millones malgastados por
las administraciones en obras públicas faraónicas hoy inutilizadas
y que se hicieron únicamente para beneficiar a los amigotes del
gobierno. Viendo esto, ¿qué son 875 millones cuando se trata,
además, de salvar miles de vidas humanas?
Un
gobierno que le niega la medicación a los necesitados, causando que
12 de ellos mueran al día, es un gobierno miserable que no está al
servicio de los que no pueden pagar un tratamiento de 25.000 euros
(la inmensa mayoría de los españoles), sino al servicio de los
que sí pueden pagárselo, al servicio, en definitiva, de los
poderosos. Si defendiese a la mayoría popular, removería cielo y
tierra para obtener esos 875 millones de euros y no habría destinado
miles y miles de millones a esos 5 ejemplos que cité anteriormente.
Existe
un país, sin embargo, que a pesar de no contar con grandes recursos
económicos y tener muchos problemas, ha costeado operaciones por
valor de decenas de miles de euros a los ciudadanos que lo han
necesitado sin que nadie se haya tenido que encerrar en un hospital a
modo de protesta. Un caso es el de una chica de 17 años a la que
diagnosticaron ramificaciones vasculares múltiples en el hemisferio
derecho del cerebro. Debido a la imposibilidad de tratarla en su país
de origen, el gobierno, lejos de dejarla morir, pagó el tratamiento
en Europa, los billetes de avión de ella y su madre y todos los
gastos. Se invirtieron un total de 26.000 euros. Otro caso es el de
un paciente con cáncer de columna, para el que el gobierno lleva
invertidos 200.000 euros. Pero hay muchos otros casos de pacientes de
este país tratados en todo el mundo.
Qué
agradecidos estaríamos los españoles con un gobierno que se
preocupase tanto por nosotros, ¿verdad? Pues resulta que para los
ciudadanos del país en cuestión, recibir atención médica gratuita
sin importar cuánto debe invertir el gobierno es algo normal. ¿Cómo
puede un Estado dejar morir a un ciudadano que no puede costearse una
operación médica? Es inadmisible.
Por
cierto, ese país se llama Cuba.
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