martes, 23 de diciembre de 2014

HEPATITIS C, UN MERCADO NO RENTABLE


Los enfermos de Hepatitis C, hartos de la pasividad del gobierno, han decidido pasar a la acción. A pesar de que existe un tratamiento efectivo en un 90% contra la enfermedad (la terapia con el fármaco Sovaldi) financiado públicamente, el gobierno lo administra a muy pocos pacientes, que además, tardan semanas en recibirlo. Esto ha provocado que varios afectados por esta enfermedad que se cobra 12 vidas al día en nuestro país (unas 4.000 en 2013), organizados en la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C (PLAFHC), se encerraran el pasado 18 de diciembre en el hospital 12 de Octubre de Madrid. Todavía hoy siguen allí.

Se estima que en España hay alrededor de 800.000 afectados por la enfermedad y unos 35.000 cirróticos. La Plataforma de Afectados pide que, al menos, se facilite el tratamiento a los cirróticos, ya que son los pacientes más graves. Se estima que el tratamiento cuesta 25.000 euros, lo que hace pensar que es su coste lo que está provocando su lenta aplicación. De hecho, el Ministerio de Sanidad ha asegurado, ante la presión de la PLAFHC, que ha financiado 175 tratamientos y que sólo queda presupuesto para otros 200. Cifras no obstante irrisorias al lado de los miles de enfermos que necesitan atención urgente.

Tratar a esos 35.000 pacientes costaría unos 875 millones de euros. Esto puede parecernos una millonada pero, aunque objetivamente es mucho dinero, deberíamos tener en cuenta otros gastos del Estado Español: 1) La indemnización de 1.350 millones a ACS, empresa constructora con sociedades en paraísos fiscales de Florentino Pérez, por el Caso Castor. 2) 11.000 millones que el Estado da a la Iglesia cada año, a la cual, además, perdona el IBI. 3) El rescate a los bancos de unos 100.000 millones. 4) 36.000 millones en intereses de una deuda que en su mayoría no hemos provocado los ciudadanos sino los bancos privados rescatados. 5) Más de 6.000 millones malgastados por las administraciones en obras públicas faraónicas hoy inutilizadas y que se hicieron únicamente para beneficiar a los amigotes del gobierno. Viendo esto, ¿qué son 875 millones cuando se trata, además, de salvar miles de vidas humanas?



Un gobierno que le niega la medicación a los necesitados, causando que 12 de ellos mueran al día, es un gobierno miserable que no está al servicio de los que no pueden pagar un tratamiento de 25.000 euros (la inmensa mayoría de los españoles), sino al servicio de los que sí pueden pagárselo, al servicio, en definitiva, de los poderosos. Si defendiese a la mayoría popular, removería cielo y tierra para obtener esos 875 millones de euros y no habría destinado miles y miles de millones a esos 5 ejemplos que cité anteriormente.

Existe un país, sin embargo, que a pesar de no contar con grandes recursos económicos y tener muchos problemas, ha costeado operaciones por valor de decenas de miles de euros a los ciudadanos que lo han necesitado sin que nadie se haya tenido que encerrar en un hospital a modo de protesta. Un caso es el de una chica de 17 años a la que diagnosticaron ramificaciones vasculares múltiples en el hemisferio derecho del cerebro. Debido a la imposibilidad de tratarla en su país de origen, el gobierno, lejos de dejarla morir, pagó el tratamiento en Europa, los billetes de avión de ella y su madre y todos los gastos. Se invirtieron un total de 26.000 euros. Otro caso es el de un paciente con cáncer de columna, para el que el gobierno lleva invertidos 200.000 euros. Pero hay muchos otros casos de pacientes de este país tratados en todo el mundo.

Qué agradecidos estaríamos los españoles con un gobierno que se preocupase tanto por nosotros, ¿verdad? Pues resulta que para los ciudadanos del país en cuestión, recibir atención médica gratuita sin importar cuánto debe invertir el gobierno es algo normal. ¿Cómo puede un Estado dejar morir a un ciudadano que no puede costearse una operación médica? Es inadmisible.


Por cierto, ese país se llama Cuba.

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